EL NEGOCIO DE OPINAR

         A lo largo de nuestras vidas vamos formando opinión de todo aquello que nos sucede, de todo lo que vemos o conocemos. En mayor o menor medida adoptamos un juicio sobre las cosas o situaciones. Si bien formar opinión es una práctica tan corriente que incluso la llevamos a cabo sin darnos cuenta, sucede muchas veces que nuestras opiniones terminan basándose en un escaso conocimiento de los temas. Ya sea por apatía o comodidad, no averiguamos mucho para tener una opinión sobre algo, aún sabiendo que el tema afecta directamente nuestra vida diaria. Vamos muy felices cargados de prejuicios y opiniones débiles y fácilmente maleables.
       El negocio de la opinión nace en este escenario, donde determinados sectores han sabido explotar la capacidad de convencer a otros para pensar de determinada manera. El negocio así busca sacar provecho de aquellos con opiniones débiles o faltos de opinión para gobernar su mente y ofrecer un atractivo punto de vista determinado. Lo que les hablo no es nada nuevo, ni tampoco nace en el seno de un capitalismo salvaje, el negocio es tan antiguo como lo es la necesidad de manipular a las personas y sus pensamientos.
     La opinión ajena se encuentra en todas partes, a través de la voz de algún personaje de peso, o incluso dentro de un absoluto anonimato. Expuestas intentando ser adquiridas consciente o desprevenidamente. Convencernos de comprar, de vivir de tal manera, de tomar tal o cual decisión. Nuestra opinión está presente en la totalidad de nuestra vida, no es raro que entonces veamos amenazada la elaboración de una opinión propia en todos los aspectos de nuestra vida.
     Los espacios públicos y los medios de comunicación son el mercado donde se tranza este peculiar servicio. Empresas que buscan manipular decisiones de compra o mejorar su imagen corporativa o también grupos políticos que intentan conservar o ganar poder a través del apoyo de la opinión pública.
     El poder de la opinión es enorme, más si logra conjugar las visiones individuales de una sociedad entera. Cambian rumbos políticos, definen el éxito o fracaso de los negocios, de un mercado, de la economía entera. Es de comprender entonces el enorme empeño por conquistar e imponer opiniones que favorezcan a determinados sectores poderosos, en pos de mantener su status quo.
    
Ya planteada la relevancia y delicadeza de nuestro tema:

¿Qué hacemos al respecto? ¿Nos dejamos convencer con todo lo que nos venden? ¿Dedicamos tiempo para reflexionar?


El análisis crítico es muy necesario, casi obligatorio. Nuestras opiniones deberían ser fruto del conjunto de valores y principios en los que creemos, y no mutar al mejor vendedor. Decidir como queremos vivir, como queremos ser gobernados, todo está ligado a la percepción que tenemos de las cosas.  A medida que luchemos contra la ignorancia, podremos defender nuestra postura con una clara razón y una firme causa, y dejar de ser un montón de ovejas guiadas por un pastor bien pagado.



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