TUS VECINOS: UN AHORRO CLAVE EN TUS FINANZAS

Si eres de los que socializar con vecinos le va de maravillas, pues te diré que las relaciones de vecino a vecino pueden ser muy provechosas para tus finanzas personales.
 Para los que tomamos la decisión de vivir sólos, comenzamos a descubrir y transitar un duro proceso de emancipación financiera que implica asumir muchos gastos (alquiler, luz, agua, cable, impuestos, etc.) y comprar muchos bienes (elementos de cocina, cortinas, muebles, heladera, etc) que nos ponen al rojo constante con nuestros números. Qué arduo se nos vuelve llegar a fin de mes, y qué difícil es construir de a poco tu pequeño hogar! Por eso, esta etapa tan complicada de autonomía, ¿por qué no ayudarnos entre nosotros? Así como un Estado atiende necesidades que son comunes a cada ciudadano, y por lo tanto compartimos, carreteras, puentes, plazas,  ¿por qué no organizarnos y apoyarnos en nuestras necesidades construyendo una red que permita compartir bienes que atiendan nuestras necesidades?

VENTAJAS:

Siempre contamos con algo que no utilizamos todo el tiempo (taladro, plancha, sillas extras, etc) y que podría ser útil ocasionalmente para algún vecino. Veamos entonces con qué ventajas nos topamos: 

Ahorro en tus finanzas: Comprar algo que probablemente utilices una o dos veces al año no es en absoluto un buen negocio. Y peor aún si el costo es tan elevado! Entre vecinos se podrían hacer compras conjuntas, o ponerse de acuerdo para que cada uno compre algo de utilidad para ambos. Qué tan seguido usamos un taladro? Pues yo tengo uno, y reconozco que muy pocas veces me acuerdo de él. Lo que más funciona son cosas estacionales: kit de fondieu, sillas extras, vajilla, etc.

Servicios compartidos: En un edificio podemos encontrar decenas de señales de WIFI que podríamos utilizar cómodamente. Pero, qué hacemos? Contratamos la propia, asumimos los costos de instalación, firmamos un contrato irrevocable por 2 años y soportamos el pago total de un servicio del que se podría sacar mejor provecho. Y muchas veces la razón de esta irracionalidad financiera es por no conocer al vecino y no animarnos a proponerle compartir el servicio. 

 Ahorro de espacio y tiempo: Cuánto puede ocuparte un lavarropas en un  monoambiente? Si sueles sacar muy seguido a pesear al perro, por qué no turnarse en la tarea?

La tendencia que se expande a nivel mundial ha traído muchos casos de personas que comparten todo tipo de cosas. No es necesario que lo hagas exclusivamente con quienes tienes dentro de tu cuadra. Pues no siempre tenemos la dicha de encontrar vecinos que les siente genial este tipo de ideas. Pero qué tal tu barrio? Incluso se ha desarrollado un APP llamada PEERBY, que permite compartir cosas entre los vecinos de tu barrio, a través de la geolocalización. Y le ha ido muy bien en ciudades populosas con muchos edificios y viviendas. 

Lo que propongo aquí no es nada creativo y revolucionario. De hecho en otra época era cosa corriente. Sin embargo, el crecimiento de las ciudades y las enormes aglomeraciones han terminado propiciando una enorme masa de anónimos, desconocidos viviendo a metros pero que no interactuan entre sí. Es necesario entonces una reinvención de esa idea tradicional de ayudarse entre vecinos. .En nuestros tiempos se va perdiendo de a poco el concepto de "comunidad" para afianzarse el de "individualismo" aglomerado, donde cada uno se preocupa por lo suyo, lucha por sí mismo, y atiende exclusivamente sus propias necesidades, sin preocuparse lo que le suceda a los demás. 

 No puedes pretender ser especulador y esperar que todo esto funcione. Siempre debes preocuparte por dar antes de esperar recibir. No se trata de aprovecharse de buenas personas, ni sacar ventaja por sobre los demás. Para que una relación de colaboración recíproca funcione y sea sostenible, debe existir entrega de ambas partes, no puedes pretender exigir cuando tú no muestras tu ayuda. Sólo entendiendo que ayudando a los demás podremos ayudarnos a nosotros mismos nos permitirá lograr que vivir en comunidad sea un hecho provechoso en lo espiritual (en primer lugar), en lo emocional y finalmente, en lo económico.